de "el último café".
Nos acicalamos frente al espejo antes de salir
como si no fuésemos a ver nuestro reflejo
durante décadas.
Anonadados alzamos nuestros ojos al cielo
dejando la boca entreabierta
aterrados por si alguna manecilla de ese reloj gigante
se nos fuese a caer encima
dejándonos enterrados en páginas
de este calendario ya casi olvidado.
se nos fuese a caer encima
dejándonos enterrados en páginas
de este calendario ya casi olvidado.
Y aparecen las comparaciones en boca de todos.
Como si de una anáfora se tratase;
todas las frases comienzan con "hace un año que ..."
Necios nosotros que sólo en este último día del año
echamos la vista atrás y recapitulamos;
aparece un escáner de nosotros mismos
que se traduce en una lista de propósitos por cumplir,
papel en el que escribir los deseos por quemar,
poner tierra de por medio frente a decepciones y fracasos
y brindar porque cruzamos la frontera que nos lleva
a un año más.
Por qué esperar a que el calendario
nos dé el pistoletazo de salida
antes de empezar a correr
hacia un presente más amable (si cabe).
Hoy hace un año que ... también fue 31 de diciembre,
como todos los años.